Quienes elaboran este tradicional producto, que será consumido en abril, advierten que hay faltantes no solo de los granos de cacao, que no se pueden producir en la Argentina por cuestiones climáticas, sino también de maquinaria, repuestos y lo necesario para el packaging
A pocos metros de una de las mayores fábricas de chocolate del país, un aroma tentador puede sentirse ya desde de la vereda. El local, a la calle, es pequeño, eficiente. Tiene a disposición del público una variada oferta de chocolates de calidad que sirven de insumo para infinidad de grandes, pequeños y medianos negocios que se dedican a hacer bombones, helados, tortas y, por supuesto, huevos de pascua. Sin embargo, hay algo raro. En los estantes faltan productos, y la persona a cargo de la venta al público lo explica: faltan insumos. Aquí está el primer eslabón de la cadena y de él dependen quienes tienen la expectativa de llegar a los días previos de la pascua con la oferta de huevos de chocolate que es tan característica de la época.
“No podemos asegurar el stock, aunque nuestros clientes de toda la vida nos lo pidan. Hoy prometer 80 kilos de chocolate es una locura, no lo podemos hacer”, cuentan desde la fábrica. Se complica entonces la planificación.
Desde 2013 todos los productos relacionados con el chocolate sufrieron una merma tanto en las exportaciones como en las importaciones. Los números del Indec muestran que en ese año hubo exportaciones por US$135.400.000 e importaciones por US$110.547.000. Durante los siguientes años estas cifras no se repitieron sino que fueron a la baja. En 2020, por ejemplo hubo importaciones por US$74.827.000 y exportaciones por US$64.478.000. Fuentes consultadas en el organismo explican que en 2021 y 2022 los números alcanzan en este rubro el secreto estadístico.
Se estima un consumo per cápita de chocolate 1,6 kilos al año, pero definitivamente las pascuas es el gran momento para quienes venden chocolate. En 2020, según datos del Observatorio de Complejidad Económica (OEC), la Argentina fue el país exportador número 37 en el mundo de este producto. En el mismo año, el chocolate fue el producto número 88 más exportado de Argentina. El principal destino de exportaciones nacionales son: Brasil (US$35,1 millones), Uruguay (US$8,48 millones), Chile (US$4,94 millones), Paraguay (US$4,61 millones), y Australia (US$4,36M¿ millones).
La realidad de distintos actores del sector, tanto los que manejan mayor volumen como los más pequeños, dicen que cuesta importar lo que se necesita: granos de cacao, pasta de cacao y manteca de cacao entre otros productos necesarios para la realización del chocolate. La falta de dólares en el Banco Central conspira también contra este producto que no es esencial, pero que es parte de la cultura de la Argentina a pesar de que está elaborado con materia prima extranjera. El cacao se importa mayormente de Brasil, Ecuador, Venezuela y Perú, entre otros países.
Según datos oficiales, en el mercado argentino existen alrededor de 150 empresas dedicadas a la producción de golosinas. El mercado se encuentra moderadamente concentrado por compañías líderes de origen nacional y por las principales multinacionales. Los principales productores se encuentran en Córdoba, San Luis y Buenos Aires, aunque el mercado cuenta con pymes en otras provincias, tanto en la Patagonia como en el NOA, donde existen numerosos establecimientos dedicados a la elaboración de chocolates y productos regionales.
Granos de cacao
Un trabajo de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos informa que la Argentina no reúne las condiciones agroecológicas que permiten el cultivo de cacao. “Por lo tanto, debe importar los ingredientes necesarios para la elaboración de chocolate”, se explica.
La Argentina no reúne las condiciones agroecológicas que permiten el cultivo de cacao
Desde Compañía de Chocolates, una empresa con 13 empleados, cuentan que ya vienen previendo que hubo, hay y habrá problemas de stock y que por eso “vamos cambiando de proveedor”, dicen desde la empresa. Por otro lado, no son solo los insumos de chocolate lo que falta. “Sabemos por nuestros proveedores de inconvenientes para ingresar por ejemplo cartulina, que usamos para el packaging y tenemos faltante de algunos repuestos de hornos, por ejemplo, que son importados”.
Desde una tradicional bombonería llamada El Crisantemo, admiten que este año el stock será más chico. “Lamentablemente no estamos seguros de cómo va a venir la mano y además está todos carísimo. Cambia todo el tiempo el precio de los insumos, por lo que es difícil trabajar. El aumento con respecto al año pasado es más de 100 por ciento, por lo que hicimos una producción un 20% menor”, admiten.
Cómo se hace el chocolate
En la página web de Rapanui hay una breve descripción del proceso: todo comienza con el árbol del cacao. Su fruto contiene semillas de las cuales se extrae manteca de cacao, cacao en polvo y pasta de cacao o licor de cacao.
La manteca de cacao y el cacao en polvo se obtienen luego de un proceso de torrefacción (tostado). Se coloca el grano en una prensa de donde se extrae la manteca de cacao líquida. Dentro de la prensa queda una masa dura que, luego, en un próximo proceso de molienda, se obtendrá de ésta el cacao en polvo. Moliendo y triturando el grano de cacao, luego de tostarlo, se obtiene la pasta de cacao con un porcentaje aproximado (depende del grano) de 50% de manteca de cacao y 50% de cacao en polvo. También se denomina a este producto como licor de cacao. Luego sigue el proceso de elaboración.
Para Diego Fenoglio, fundador de Rapanui, integrante de una tradicional familia del rubro, “está complejo el tema de la importación. Y no hay ningún lugar de la Argentina donde se pueda producir el grano de cacao porque el clima no da. Se han hecho algunos intentos, pero cuando se llega a los 10 grados la planta sufre, no puede soportar el frío”.
Esto significa que en esta materia, es imposible sustituir importaciones, pero sí es posible importar para luego exportar el producto elaborado, tal como lo hace Fenoglio. En 2022 exportaron su linea Franui a varios países de América Latina por US$3 millones: Chile, Uruguay, Colombia, México, entre otros.
Esta semana, el Banco Argentino de Desarrollo (BICE) anunció es que financiará un nuevo proyecto de Rapanui para adquirir una máquina proveniente de Suiza que le permitirá sumar una línea completa de elaboración de chocolates, triplicando su producción. Pero no todos tienen la misma suerte.
El problema de las SIRA
A la hora de importar, “el problema es que salga autorizada la SIRA. Si no se autoriza, no se puede importar y hay que producir todo lo que se tiene de stock. Nosotros hasta el momento venimos zafando y no hemos quebrado el stock”, admite un fabricante.
Una de las características del chocolate es que no hay posibilidad de estoquearse, de guardar en demasía, porque es un producto que no aguanta demasiado y es muy sensible al calor, es por eso que las compras son a la medida de la producción y venta, y aumentan cuando hay una fecha clave, como la de pascuas.
¿Cuanto tarda una Sira en salir? “Imposible saberlo”, dice Fenoglio. “También depende de qué SIRA, si son máquinas, si es cacao… es bastante aleatorio. El problema es la escasez de dólares del Banco Central y te autorizan lo que ellos pueden. Pero una vez que autorizan la SIRA se puede importar sin problema”, admite.
La falta de previsibilidad agrega más elementos a la incertidumbre que genera de por sí la inflación y su correlato en la perdida de poder adquisitivo. “Todas las pascuas son complejas. Nosotros tenemos la ventaja de que producimos y vendemos directamente al público y tardamos en cobrar unos 20 días las tarjetas de crédito. Pero cuando se venden huevos al comercio mayorista y a kioskos con financiamiento, como hace gente que conozco, es más complejo. El que vende puede aumentar el producto un 10 o un 15% como máximo, pero si durante 3 meses no le pagan, se va toda la rentabilidad al demonio”, explica Fenoglio. Volver a comprar la materia prima al precio que se recibe por el pago, inflación mediante, es imposible.
“Para Pascua hay que empezar 6 meses antes: hacer las compras de los insumos, las sorpresas (lo que va adentro del huevo) que son muy complicadas hoy en día, los papeles de los huevos, las cajas. Todo con seis meses de anticipación. Es por esto que, a mucha gente, la Pascua le acelera el pulso”, advierte.
Incertidumbre
“Es unos nervios trabajar así, falta de todo, no hay respuestas, pasan los meses y no salen los permisos”, dice un empresario del sector. “En un momento de consumo alto se generan cuellos de botella muy importantes. Yo soy de una pyme, pero hay empresas que son grandes o multinacionales que quizás tengan más posibilidad de acceso a financiación. Yo, cuando le digo a una proveedor que le voy a pagar en 180 días y desde la Argentina, muchas veces me dice que no. Pero una pyme ¿cómo se financia?”, pregunta.
“Hasta hace poco estuve dos meses para sacar un tablero de una linea de producción. No me dejaban ingresar el repuesto, que pesa 400 gramos”, lamenta. “Podría haber usado esa máquina para Pascua. Ahora no llego. Uno quiere dar trabajo, sustituir importaciones, pero no se puede”.
“Este año tenemos un poco de incertidumbre por la situación general de la economía”, dicen en uno de los negocios de Palermo. A pesar de las dificultades, tanto los fabricantes como los consumidores siguen adelante. Quizás sea como dice Fenoglio porque “el chocolate te conmueve el corazón a través del paladar”. Ordenar la economía haría que esto sea posible.
Es difícil comprar en el mercado externo
Según datos del Ministerio de Economía, a partir de la vigencia del sistema SIRA ingresaron un total de 33% más de solicitudes con respecto al mismo período del año anterior (de octubre a febrero). Se aprobaron un 2% más de solicitudes pero por un monto un 11% superior. Unas 21.800 empresas presentaron solicitudes, el 98% fueron pymes. Se aprobaron 19.048 solicitudes:65% para pymes y 82% para empresas grandes. En alimentos y bebidas, de 885 solicitudes se aprobaron 591.
Entonces, ¿hay o no problemas a la hora de importar? Desde la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), aseguran que no hay una estadística oficial auditable y transparente sobre cómo se administra el comercio. Desde el lado de las empresas la percepción es que las importaciones no alcanzan para el ritmo productivo y de comercio que necesitan las compañías.
Según Fernando Furci, gerente general de CIRA: “Vemos que hay menos movimiento de importaciones en las terminales portuarias. Hay cancelación de buques que vienen a la Argentina o buques que esperan completar su carga para venir al país. Claramente hay menos importaciones. Además las expectativas para este año son de menor disponibilidad de divisas”.
La sequía tremenda que azota al país puede provocar pérdidas de alrededor de los US$20.000 millones, según Confederaciones Rurales Argentinas (Carbap) y esto se traduce, naturalmente, en menos divisas para importar productos.
También, el directivo de CIRA aclara que se suman a los problemas el contexto internacional difícil, con tasas en dólares que presionan al tipo de cambio. “La percepción entonces de quienes deben importar es que hay un manejo discrecional de las autorizaciones”, dice Furci.
CIRA tiene 1300 socios que importaron por US$8000 millones en 2022. La Argentina alcanzó el año pasado el récord de importaciones. Fueron US$81.523 millones. Sin embargo, la compra externa de combustibles y lubricantes (CyL) aumentó en un 120% (US$7025 millones). CyL se llevó el 15,8% de las importaciones, por una cifra de 12.868 millones, según datos del Indec.
“Hay una mezcla de mala gestión y desconocimiento en entender los picos de demanda, la estacionalidad de ciclos económicos. Si se visualiza que vienen las pascuas hay que tener en cuenta los insumos para la producción. El atún, por ejemplo, no entra. Falta gimnasia sectorial”, agrega el directivo de la cámara de importadores.
¿Es mas complejo importar con la Sira? “Es un problema en la administración del comercio. Necesitamos reformas estructurales en comercio exterior para poder exportar más. El problema es siempre la disponibilidad de las divisas y va a estar atado a eso. Hay un fuerte desorden macreoconómico en el comercio exterior que va más allá de la Sira”, finaliza.